Boca jugaba mal y empataba 0 a 0 con River en la vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores. En el entretiempo, fueron atacados los rivales con gas pimienta. El encuentro fue suspendido y la llave esta sin resolver.
En un marco imponente, y con toda su gente a favor, ingresaba el Xeneize al campo de juego. En frente y en soledad, tenía al máximo rival de toda su vida. Para algunos es solo un partido, en esos corazones donde solo late el azul y oro, era una guerra. Había que revertir un resultado, había que dejar el alma y el corazón. Por eso, en cuanto Dario Herrera dio el pitazo inicial, todo se transformaba en ilusión.
En la cancha el tramite fue muy distinto al que se esperaba si uno reflejaba el recibimiento, de un lado, un Boca nervioso, con pocas ideas en el juego. Del otro, un River tranquilo, que sabía que tenia a favor un resultado y cualquier empate le alcanzaba para seguir en carrera. El tramite se tornaba complicado, se jugaba fuerte en ambos lados y la primer situación fue para la visita: 9' del inicial y un error defensivo dejaba una pelota limpia de Carlos Sánchez para Sebastian Driussi, quien supera en velocidad a todos pero resuelve de forma horrorosa para suerte Xeneize, la pelota se iba alta y no pasaba nada. Pero el buen juego mostrado en el año se fue destiñendo, Fernando Gago desconectado, un Cristian Pavón que parece que todavía sigue durmiendo y soñando con el gol que hizo dos clásicos atrás, y para cerrar, Marcelo Melí se mostraba impreciso en todo momento, tanto en ataque como en defensa, recuperando o pasando el balón. Recién a los 26' una buena combinación entre Daniel Osvaldo y Pavón termina en un remate furioso del Stone, que Marcelo Barovero controlo. No hubo caso, no se hacía pie con bola, desconexión total entre las líneas del partido y se diluía la primera parte.
El complemento no iba a arrancar, unos violentos, esos que son capaces de arruinar todo espectáculo, atacaron al plantel visitante con gases pimienta. Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni, Matias Krannevitter entre otros, afectados en la vista y en las vías respiratorias. Era un partido trascendental, pero se tomo de otra forma. La palabra guerra cada vez se tornaba más seria.
Un marco que nadie hubiera predecido, la violencia se adueño, la pésima organización tuvo a los jugadores más de una hora esperando en el campo de juego. Finalmente, fue suspendido ¿El resultado? Queda al descubierto, pero alguien se llevo el triunfo, y fue la misma violencia.