Boca fue un desastre en Brasil. Jugó muy mal y cayó 3 a 0 ante Athletico Paranaense. Ruben convirtió los tres tantos del rival.
En él Arena da Baixada y por la tercer fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores 2019, Boca cayó ante Athletico Paranaense por 3 a 0. Era la parada más brava, en Brasil y ante un rival que desde que usa el polémico césped sintético que tan fuerte lo hace de local (Abalado totalmente por las estadísticas que lo llevaron a conquistar la Sudamericana y ponerse en los primeros puestos en el fútbol brasileño).
La noche parecía arrancar bien, el equipo de Gustavo Alfaro manejaba la pelota y no se la veía complicada, aunque lejos estuvo de complicar a Santos, el arquero del conjunto rival. En cambio, el local aprovechaba la floja resistencia de Julio Buffarini a la hora de defender. Roni y Renan Lodi fueron una autentica pesadilla.
A los 35 de la primera parte, un pésimo cambio de frente de Darío Benedetto complicó a Buffarini, al cual durmió Roni con su velocidad y sacó un centro que conecto Marcos Ruben para el 1 a 0. Hasta ahí, el Xeneize no fue superado y hasta pudo haber abierto el marcador con el único remate con peligro, que había sido de Emanuel Reynoso. Había que mejorar de cara a la segunda mitad, pero no fue lo que pasó...
Athletico Paranaense fue letal con el contragolpe, Boca se desarmó y tuvo actuaciones muy flojas, con jugadas que se pueden ver en el fútbol amateur y terminaron siendo golpes duros. Alfaro tardó en realizar variantes, en mover el tablero y el equipo lo pagó caro. Bruno Guimarães aprovechó una falta de atención de Carlos Tevez, y con un centro en él contragolpe se la sirvió nuevamente a Ruben, quien convirtió su segundo tanto.
No hubo nada, absolutamente nada del equipo de Lechuga. Los ingresos de Cristián Pavón (Por Sebastián Villa, que estaba teniendo un rendimiento aceptable al lado del de sus compañeros) o Mauro Zárate (En lugar de Tevez, quien no hizo más mérito que Darío Benedetto para salir), no generaron nada ante un equipo partido, con un sistema distinto al mostrado y con la ropa equivocada para la ocasión.
Ya sobre el final, a los 81 minutos, un corner termina en un remate que se estrella en el travesaño, Esteban Andrada salió a cubrir el ángulo cuando la pelota ya estaba en la cabeza de Ruben, quien fue el verdugo de la noche y selló su triplete.
La imagen fue pobre, la performance fue un desastre. Si bien preocuparse sería ir al extremo de la locura y la exigencia, no será una noche para recordar, pero de la cual se debe aprender para mejorar de cara al futuro. Habrá trabajo y mucho pensando en lo que se viene, ya que buscar el primer puesto en la fase de grupos debe ser vital y la revancha será en La Bombonera ante el rival más difícil de esta fase.