Boca cayó ante el Barcelona en la Joan Gamper. Fue 3 a 0 para los catalanes con los tantos de Malcom, Messi y Rafinha.
En el Camp Nou, Boca cayó ante el Barcelona en la Joan Gamper. Choque de gigantes, con una previa amistosa y que a la hora de jugarse, de amistoso no tuvo mucho. Boca estuvo ordenado y con un buen control en cuanto a un ataque joven del equipo catalán que tenía como bandera nada más y nada menos que a Lionel Messi. El equipo de Guillermo Barros Schelotto planteó una recuperación rápida para buscar romper de contragolpe. La conducción de Edwin Cardona y la velocidad de Sebastián Villa fueron los caballitos de guerra frente a un equipo con jerarquía de sobra. Si la idea funcionaba, quizás podría haberse plasmado mejor si Emanuel Reynoso hubiera adoptado una función como socio del 10 colombiano. Para colmo, la merma se centró en el sector derecho, con un flojo Julio Buffarini lejos de un Barsa que lejos estuvo de explotar todo su fútbol aunque jamás dio indicios de tomárselo con calma. Fue Malcom, el polémico fichaje que le sacaron a la Roma de Italia, quien abrió el marcador dejando a Buffa en el camino con mucha facilidad y un remate fuerte al ras del piso que Esteban Andrada no pudo controlar como si lo había hecho antes con un disparo de Phillipe Coutinho. La ventaja ya daba tranquilidad para los locales, pero el Xeneize hasta ese entonces se mostró frío y con ganas de descontar.
Pero el Barcelona es un club que apuntará a conquistar la Champions League, que en cuanto importancia no tiene nada que envidiarle a la Libertadores pero en jerarquía y figuras, le saca una diferencia más que importante y eso, se nota. Aunque el Xeneize volvió a ser inteligente y seguía con una tarea más que interesante, nuevamente una falla complicó el panorama: Messi aprovecha una presión en ataque, Buffarini queriendo rechazar termina devolviendo una pared y La Pulga con una exquisitez la pasa por encima de Andrada. En el final de la primera parte, que generaba impotencia por malas tareas individuales que no plasmaban el marcador en cuanto al juego ofrecido, llegó la más clara: Villa explotó su velocidad, quedó mano a mano con Ter Stegen, quien roza la pelota y la desvía al palo el remate. El rebote lo tomó Nahitan Nández, con el arquero alemán vencido pero, al colocar el remate le dio tiempo a Samuel Umtiti para bloquear la definición del uruguayo. Quizás si hubiera terminado en gol, la historia hubiera sido otra.
El complemento trajo cambios, el ingreso de Cristián Pavón, Mauro Zárate y Pablo Pérez por Cardona, Ramón Ábila y Reynoso. Si con el ex Talleres no había generador de juego más que con el 10 colombiano, sin los dos la merma fue notoria. Para colmo, el experimentado capitán no estuvo a la altura, ingresó nervioso y participó más de jugadas con faltas exageradas ante un rival que mantuvo siempre el respeto ante la diferencia de calidad. Hubo tiempo para uno más de los catalanes, con la pared de Rafinha con Luis Suárez, que devolvió con un pase por encima de la defensa azul y oro y dejó para una definición por encima de Andrada que luego bajo para convertir con el arco solo el brasileño naturalizado español. Ricky Puig, promesa de la Masía, manejo los hilos y durmió el encuentro, que pudo tener un marcador más abultado de no ser por la gran exhibición de Andrada.
La vara quizás era muy alta, pero fueron los nombres los que fallaron y no el funcionamiento, el aprobado es para la mayoría y habrá otros que demostraron no estar a la altura de esta clase de encuentros, que no otorgan gloria pero si sirven para evaluar. Y si los profesores son los exigentes Barros Schelotto, habrá que ver si podrán recuperar luego de haber desaprobado.