En Quilmes, Estudiantes superó 2 a 0 a un Boca que jugó mal y perdió la punta tras 617 días. Noguera y Zuqui los goles anotaron para el Pincha.
Partido que por historia habla de dos clubes acostumbrados a luchar más que a un juego asociado vistoso. Este equipo de Guillermo Barros Schelotto volvió a mostrar falencias, que no estuvieron tapadas por una victoria por algún esfuerzo individual o errores del rival. El Pincha tuvo más presencia y sacrificó la colectividad por un orden equilibrado en la recuperación. La visita apostó a atacar, pero rápidamente se vio sometido a obedecer la idea de los dirigidos por Leandro Benítez, que controló el mediocampo con las grandes labores de Iván Gómez y Fernando Zuqui. Ya en el comienzo, Carlos Izquierdoz tuvo que dejarle su lugar a Paolo Goltz tras sufrir un fuerte dolor en aductor posterior izquierdo y eso, por como se estaba dando el encuentro, complicaba en panorama a futuro por gastar una alternativa. Para colmo, el clima se picaba. Desde los pies de Edwin Cardona y de pelota parada, estuvieron las más claras del Xeneize con Emmanuel Mas y Cristián Pavón, pero sin suerte para ninguno. Luego también lo tuvo Nahitan Nández y otra vez el 7 bravo del Mellizo, pero nuevamente fue la suerte la que no estuvo del lado del equipo en la definición. Promediando la media hora, Diego Abal se convirtió en protagonista: Francisco Apaolaza le da un fuerte planchazo a Nández, merecedor de una expulsión directa sin ningún tipo de objeción o protesta, pero el árbitro solo amonestó al delantero del León y, de manera ilógica, a Paolo Goltz. Con las manos vacías, con una impotencia generada por la superioridad rival en cuanto a los hilos principales del juego y ya con una variante menos, se iba el equipo al vestuario.
El complemento marcó una diferencia entre los técnicos: El conformismo y la revolución. La primera se le adjudica al técnico de Boca, quien mantuvo los nombres pese a la falta de altura en comparación del rival. La revolución fue del Chino Benítez, quien mandó a Fabián Noguera por Facundo Sánchez, para poder estirar la ventaja en el juego aéreo y la poco efectiva idea de marcaje en zona que plantea el cuerpo técnico azul y oro. Pese a todo, la presión era del último campeón, pero insolitamente, a los 11 minutos de la segunda parte, desperdició un tiro libre y una serie de errores culminó en lo peor: Pavón no acierta, Pablo Pérez la pierde y Estudiantes en la salida gana un corner. Esteban Andrada le sacó a Noguera un testazo barbaro con una gran respuesta y en el otro tiro de esquina y ante el nulo control hombre a hombre, Noguera tuvo revancha para convertir el primero. Ahora no solo arriba en el marcador y en el contro, el partido emocional también se inclinó para los platenses y el nerviosismo se apoderó de un Boca que poco hizo para responder. Guillermo buscó reaccionar, mando a Sebastián Villa y Ramón Ábila para encontrar el empate con velocidad y potencia, pero quizás las salidas no fueron tan correctas: La de Nández, entendible ante el poco la amarilla que portaba y que su labor iba a ser exclusivamente abocada a la recuperación, pero Cardona, quien desde sus pies había dado lo mejor en ataque del equipo, no era un acierto. El Club de La Ríbera perdió todo tipo de colectividad, partió un mediocampo que ya de por si sufría limitaciones y regaló el encuentro. Encontró un remate aislado de Villa, pero Mariano Andujar sacó su pesada experiencia para despejar rápido con una gran atajada. Llegó, para desgracia, el segundo del local en tierras del sur bonaerense: Matías Pellegrini aprovecha una perdida tras una mala recuperación de Lisandro Magallán, supera en velocidad a Wilmar Barrios y ante la endeble marca de Goltz, remató y pese al roce de Andrada, marcó el 2 a 0 promediando media hora.
Hasta ahí llegaron los 617 días como puntero, algo que en algún momento iba a suceder, pero que siembra dudas de cara a una seguidilla que tendrá la vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores, el gran objetivo que de mantener esta línea de juego, podría convertirse en una epopeya.