En el Sur del Gran Buenos Aires se escribió un capítulo más de la historia grande de Boca, digna de entrar en los libros que generaciones posteriores de hinchas podrán leer y al mismo tiempo, sentirse orgullos.
No por el resultado ni el rival, ya que un empate 0 a 0 entre el Xeneize y Banfield es algo que sucedió y sucederá en reiteradas ocasiones, sino por el contexto que vivieron los juveniles que hoy le pusieron el pecho a una situación atípica.
La delegación que regresó de Brasil tras la eliminación ante Mineiro debió aislarse ante los protocolos sanitarios dispuestos por el Ministerio de Salud.
Lo que obligó al club a presentar a la reserva, compuesta por chicos de la cuarta y quinta división, a defender la camiseta de Boca en un encuentro oficial correspondiente a la segunda fecha de la Liga.
Valentín Barco, de 16 años, fue el único que había disputado un encuentro oficial desde el arranque. Ezequiel Fernández, con un esguince e infiltrado para poder estar, había tenido algunos minutos ante Patronato en el anterior torneo. El resto, debutaba en en Primera División.
Así, le plantaron cara a un Banfield con una mayor experiencia, pero lejos de tener el hambre y la actitud de este grupo que hoy se metió en el corazón de los hinchas.
Fueron superiores, al punto de complicar a Facundo Altamirano en retiradas ocasiones. Hasta resulta injusto que no hayan podido abrir el marcador, ya que la diferencia de fútbol fue bastante y se inclinó por el lado de los que contaban con nula experiencia.
Hubo calidad, también garra pero por sobre amor propio y amor por Boca, ese que no se negocia y que demostraron que tienen y de sobra.
Battaglia conformó un grupo dispuesto a pelear un lugar en el club que los vio nacer, que no querrán marcharse a préstamo a buscar minutos en otros destinos y si pelear, no por el reconocimiento personal, sino por la identidad que representa al conjunto azul y oro y que los hinchas pudieron ver hoy.
Boca será cuna de grandes jugadores, tiene particularidades en su historia, algunas buenas y otras malas, pero esta es de esas que sólo se describe con una sola palabra: Orgullo.
Porque es lo que generaron estos chicos, es lo que demostraron y es lo que los dejará para siempre en las paginas de la historia del club más grande del país.