Se nos fue Miguelo: el artífice de las últimas grandes sonrisas de Boca

Ricardo Alimusi

No es una de esas notas que uno guste mucho de escribir, pero lamentablemente, toca comunicar que el entrenador de Boca, Miguel Ángel Russo, falleció durante la tarde de este triste 8 de octubre de 2025.

No alcanzarían caracteres ni palabras para describir el cariño con el que se recordará a Miguelo ni el dolor que genera que el Xeneize haya perdido a una de las mejores personas que lo ha representado. Y de que forma lo ha hecho, ya que fue el artífice de las últimas grandes sonrisas que ha tenido el hincha.

Llegó por primera vez en un contexto bravo, tras la salida de Alfio Basile y el posterior papelón de Ricardo La Volpe, quién dejaba pasar la oportunidad de brindarle el primer tricampeonato local al club. Pero si algo le gustaba a Russo, eran los desafíos.

Russo
Russo con la Libertadores 2007.

Con un Juan Román Riquelme descomunal, comandaría a Boca a la conquista de su sexta Copa Libertadores de América en 2007, al vencer al Gremio de Porto Alegre tanto en Buenos Aires como en Brasil. Un 5 a 0, un grito de felicidad que se escuchó en todo el continente y el paso eterno a formar parte del prestigioso grupo de entrenadores que hicieron que el conjunto azul y oro conquiste este trofeo.

Lastimosamente, no pudo en el Mundial de Clubes 2007 y tras mucha incertidumbre, se marcharía aunque siempre con la mente en buscar revancha. Eso también era otra cosa que lo caracterizaba, más allá de su imborrable sonrisa o frases cortas pero asertivas, a Miguel lo mantenía vigente el competir y buscar siempre aunque todo se presente adverso.

Pasó por varios clubes y en el medio, una enfermedad terrible que curó con el amor que le brindaban todos, ya que a dónde pisaba se hacía querer. Nunca una palabra de más ni un comentario desafortunado, Russo no solo se curó con amor, era amor también, porque pocos podrán decir que fueron despedidos por todo el fútbol argentino, incluso con los rivales más acérrimos de los clubes en los que jugó o dirigió como River, Newell's o Gimnasia.

Russo
Miguelo.

Y a finales de 2019, tras haber ganado la primer batalla en el plano de la salud y con la llegada de una nueva directiva, fue elegido nuevamente para sentarse en el banco. El sueño de todos era volver a salir campeones de América, lastimosamente no se pudo, pero eso no significa que no haya dejado una marca imborrable.

Para la fecha 16ª, después de una primera rueda con Gustavo Alfaro, el Boca de Russo estaba tercero y el líder era River. Pasaban los partidos y el Xeneize ganaba, pero los Millonarios también. Eran tres puntos de ventaja hasta la penúltima fecha, dónde un empate nos dejó a un punto y todo se definía en casa.

Por un lado, en La Bombonera, los de Miguel recibían al Gimnasia de Diego Armando Maradona. Por el otro, los primos visitaban Tucumán para medirse ante Atlético. El gol de Carlos Tevez fue un grito que se sintió por todo el país, mientras desde el norte argentino llegaba la noticia de que fue un 1 a 1 y con el triunfo en casa, le sacábamos del buche el torneo.

Riquelme
El último título de Miguelo.

Logró la Copa de la Liga tiempo después, pero nada podrá igualar lo que sintió el hincha de Boca en marzo de 2020, la alegría de quitarle la felicidad al rival de toda la vida y traerla a Brandsen 805. Hubo varios lujos que la gente se dio ese día: el abrazo de Tevez y Maradona, los gestos de Diego y, obviamente, la sonrisa de Miguel.

Esa sonrisa que parecía que nada ni nadie podría borrar de su rostro, se apagó para siempre. Con un profundo dolor, lo despedimos en el plano físico pero lo tendremos siempre en nuestra memoria, en nuestros corazones y cada vez que juegue Boca.

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