Y Boca volvió a caer ante River. En el Santiago Bernabéu, el Xeneize tiró abajo el buen primer tiempo y cayó 3 a 1 en la final de la Copa Libertadores 2018.
Por la final de la Copa Libertadores 2018, Boca cayó 3 a 1 ante River en el Santiago Bernabéu. Partido intenso, de ajedrez al principio y con ninguno arriesgando para no dejar error que aproveche el rival. El Xeneize estuvo ordenado, a la altura en la primera parte. Estudioso, manejando los recursos y presionando en su campo para obligar un contragolpe. Hasta el final de la primera parte, no llegó la emoción o el asumir esos riesgos que pide un encuentro que define el torneo: El conjunto que fue dirigido por Matías Biscay encontró falencias en una salida de Esteban Andrada, Nahitan Nández trabó pero le quedo en el camino y luego Pablo Pérez salió, tocó para el uruguayo que con un pase largo encontró a Darío Benedetto, quien dejó en el camino a Javier Pinola y definió con altura ante Franco Armani para poner la ventaja.
El complemento, River fue ese River que supera a Boca desde hace años. Jugó mejor y demostró que hay falencias en el equipo de Guillermo Barros Schelotto, que lo perdió en la previa con el pésimo armado del banco de suplentes. Marcelo Gallardo o Biscay fue más inteligente, sacó a Leonardo Ponzio para meter a Juan Fernando Quintero, quien manejó los hilos y le sentó comodidad a Ignacio Fernández, que cambió la cara del equipo. Fue el mismo ex Gimnasia que encontró a Lucas Pratto, mientras Andrada quedaba a mitad de camino para cubrir un remate que puso el empate. Desde ahí, el Xeneize se replegó y aguantó el resultado, sin pasar mitad de cancha con algo de juego asociado.
Llegó el suplementario y con eso, River demostró porque estos años saca ventaja. Físicamente estuvo mejor y Andrés Cunha expulsó mal a Wilmar Barrios. Desde ahí, fue todo a pedir de los de rojo y blanco, que con un golazo de Quintero que en la jugada previa tuvo una mala salida de Andrada, puso la ventaja. El Xeneize dejó todo, o por lo menos algunos, que demostraron porque no están a la altura. Fernando Gago ingresó, no gravitó y para colmo, se retiró lesionado, dejando al equipo con 9. Fue así que, tras varios intentos que tuvieron un cabezazo de Camilo Mayada que tomó Armani y un remate de Leonardo Jara al palo, con el arquero y los defensores buscando en el área rival, llegó el 3 a 1 definitivo: Gonzalo Martínez, a esta altura el mayor verdugo de Boca en la historia de su club, sentenció en el cierre el tanto definitivo.
Así, se terminó esta ilusión. La obsesión quedará atrás. Los culpables tienen nombre propio, las victimas son los jugadores como Nández, Julio Buffarini y Carlos Izquierdoz, quienes dejaron el alma en un partido que requería que las figuras demuestren algo, pero lejos estuvieron de hacerlo. El técnico, que se privó de jugadores como Edwin Cardona o Mauro Zárate, tampoco tendrá mucha cuerda por tirar, su contrato se termina y no seguirá ante la monumental derrota.
El premio, eso si, es para el hincha, que tanto como en Buenos Aires, en Madrid dejó todo.