Con mucho sufrimiento, el Xeneize empató con Gimnasia en El Bosque 2 a 2 en el postergado de la fecha 25° y se consagró campeón en la Superliga. Con goles de Pablo Pérez y Wanchope Ábila, desde La Boca salió el nuevo campeón del fútbol argentino ¡Felicidades!
Por el postergado de la fecha 25° de la Superliga, en El Bosque, Boca y Gimnasia y Esgrima de La Plata empataron 2 a 2. Arranque exigente con un campo de juego que no ayudaba. El Lobo, con unas ganas dignas de un equipo que parecía que le peleaba mano a mano el torneo al equipo de Guillermo Barros Schelotto. El Xeneize no se quedó atras y enseguida, pudo poner marcha en El Bosque: Nahitan Nández busca asociar con Cristián Pavón con una pared que no termina en buen destino. En el rebote, el uruguayo saca un centro para Ramón Ábila, quien con oficio la baja y le queda a Pablo Pérez. El 8 la frena, amaga y luego define con un remate cruzado para poner el uno a cero en el marcador.
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Cuando debía ser el momento de controlar el encuentro, al local pareció no afectarle y salió a buscarlo como si de vida o muerte se tratara. En el equipo del Mellizo, la pelota o pasaba por Pablo Pérez, o no pasaba. El otro Pérez, Sebastián, más abocado a lo defensivo y sin una salida fina por el lado de Nández, el traslado se complicaba. Dibble y Nicolás Colazo eran el arma letal, al uruguayo y a Leonardo Jara, los hicieron pasar mal en todo este tiempo. Pero si el equipo azul y oro tiene un problema, es la pelota parada. Así, tras varios intentos, llegó el empate del conjunto platense: Centro pasado, un hombre la toma por un costado y la mete al segundo palo de Agustín Rossi para que Colazo, justamente un ex Boca, empuje y ponga el empate que complicaba el panorama pero servía. Fue el autor del empate quien hizo lucir esta vez a Rossi, con un remate más que complicado raso y envenenado que sacó con mucha autoridad el número 12 del conjunto de La Boca. Con desazón, nerviosismo y la deuda de aparición de su capitán, Carlos Tevez, se iba al vestuario el hasta ahí campeón de la Superliga.
El segundo tiempo tuvo una intensidad distinta, con un campo más pesado pero las mismas ganas de quedarse con los tres puntos sirva o no el empate. Boca lo tuvo con Emmanuel Mas, pero Martín Arias le sacó el gol con una maniobra con más suerte que merito. Cuando parecía una salida normal, buscando a Ábila con un pelotazo, Maximiliano Coronel no controla, pifia y deja mano a mano a Wanchope. Letal, asesino del área como le gusta ser, el cordobes pone el 2 a 1 con un remate más furioso que técnico. Boca lo pasaba a ganar para el delirio de su gente siguiendolo desde todo punto posible del país. Por radio, por TV, por redes sociales o el boca en boca, ese tanto del 17 fue gritado y festejado.
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Ida y vuelta, así fue después del tanto del goleador Xeneize en el último tramo. Pavón lo tuvo, con jugadon invididual que por poco se fue arriba del travesaño. Luego, Gómez también con sombrero y enganche asustó a Agustín Rossi. El Lobo jamás se dejó vencer, y con más empuje que juego, llegó al empate con un remate de Braian Alemán: Desvio en Lisandro Magallán, que no pasaba una buena noche y un 2 a 2 que servía pero no dejaba el mismo sabor al momento.
Se sufrió más de lo esperado, se transpiró, se agotaron recursos con los ingresos de Junior Benítez, Edwin Cardona y Julio Buffarini por Tevez, Ábila y Pavón. Se corrió lo que se podía y más. Se luchó más que lo que se debía pero se logró, se consiguió eso que tanto esperabamos: ¡Boca campeón de la Superliga Argentina de Fútbol!