Para el Club Atlético Boca Juniors, la Copa Libertadores es una obsesión. El tan ansiado séptimo trofeo del certamen continental más importante de todos, al que se ha acostumbrado a ganar a lo largo de su historia, se está haciendo esperar hace mucho tiempo. Demasiado.
La última vez que Boca salió campeón de la Copa Libertadores fue allá por 2007, con un joven Miguel Ángel Russo como DT, un joven Juan Román Riquelme haciéndose dueño del equipo, y con una hincha que, 15 años después, sigue con la esperanza de que aquellos días volverán.
Boca en el torneo local, una historia reciente
Mientras se sucede este torneo que define al mejor equipo de América del Sur, lo cierto es que al Xeneize le ha ido muy bien desde el punto de vista local. Y cuando decimos local, nos referimos a Argentina, a las competencias nacionales, al plano doméstico. Si Boca ganase la actual Copa de la Liga que está en disputa, significaría el quinto título de liga en cuatro años. Es mucho.
El número se agranda, incluso, si tomamos en cuenta otros campeonatos, también a nivel nacional, como la Supercopa Argentina y la Copa Argentina. Desde el 2019 al 2022, transitando un presente doméstico que le sonríe.
Confiar en Boca: ¿arriesgado?
Pero, a pesar de ello, su andar por la actual Copa de la Liga no es el mejor. No es un equipo que despierte apuestas de fútbol por ver campeón al club de la Ribera. Le cuesta mucho convertir goles, y no puede trasladar su solidez defensiva al área rival, para complementarla con contundencia ofensiva.
Por lo general, hoy en día los números que manejan las casas de apuestas por ver al Xeneize campeonar en la Copa de la Liga, merodean, más o menos, el número cinco. 5.50, 5.75… en algunos lugares hasta 6.50.
En este panorama futbolístico, el DT, Jorge Almirón, tampoco encuentra un funcionamiento colectivo que le permita cimentar estas necesidades. La búsqueda de Boca, hoy, es por encontrar un sistema que le brinde opciones, recursos, alternativas. Un sistema con el que logre explotar sus virtudes y minimizar sus limitaciones.
Cavani, la punta del iceberg
La llegada del delantero estrella uruguayo, Edinson Cavani, prometía ofrecerle al equipo esa cuota de gol y calidad en el área. La calidad, ese conjunto de herramientas de jerarquía que tiene el futbolista oriental y que deja traslucir en cada partido que disputa, está presente. La cuota de gol se está haciendo esperar.
Pero, recriminarle al delantero por no hacer goles, además de injusto, sería errado. Por supuesto que Cavani se puso la 10 azul y oro con la responsabilidad primera de empujar la pelota a la red la mayor cantidad de veces posible, de “colgarse del tejido” (como él mismo recuerda hacerlo a su compatriota, el “Manteca” Martínez, cuando pisaba La Bombonera todos los domingos y volvía loca a la hinchada con sus goles).
Evidentemente, hay un funcionamiento colectivo deficiente que no le permite al uruguayo poder desplegar todas sus virtudes dentro del área. Hasta ahora, en realidad, esas virtudes se las ve cuando cumple otros roles dentro del partido.
Y Boca va
Pero, como a todos los grandes jugadores, se lo espera. Como se lo espera a Boca, en realidad. Porque el Xeneize tiene, además de futbolistas de categoría, una mística particular, esa que lo ha acompañado a lo largo de su historia, esa que, a pesar de un rumbo algo deficiente en la competencia local, hace creer que puede mejorar, y que apostar por verlo campeón no sea una locura.
¿Cómo no jugarle a las chances de la institución que lidera Juan Román Riquelme? ¿Cómo no jugarle a las chances de una institución que tiene a La Bombonera? Si es posible pensar que, al igual que en 1977, 1978, 2000, 2001, 2003 y 2007, Boca puede gritar campeón en la Copa Libertadores de 2023, también es posible pensar que puede salir campeón de esta Copa de la Liga.