Otra vez ustedes, los gordos de traje, mataron una competencia y le rompieron la ilusión a muchos fanáticos del fútbol. Ganó la billetera, perdió la gente y si, arruinaron todo.
Podría arrancar preguntándome que carajo tiene que hacer la final de la Copa Libertadores de América en España, Europa. También podría cuestionar con que vara fallaron a favor de River en 2015 y con cual otra en contra de Boca, tres años después. Pero no, sinceramente siento que mi descargo debe ser contra el principal 'Gordo de traje'.
Otro gordo, pero al cual me refiero con cariño y no es nada más ni nada menos que José Luis Chilavert, seguramente el mejor arquero de la historia de Sudamérica cuando estuvo en actividad, lo trató de ladrón y corrupto, pero hoy me deja la sensación de que se queda corto. Con una naturalidad, como si lo del sábado hubiera sido un hecho menor y ya esta, no importa porque nos vamos a Madrid a ver el Boca-River más esperado de la historia, describió que ellos buscan erradicar la violencia porque nada tiene que ver con el fútbol (Si no me avisaba, no me enteraba para nada).
¿Este señor esta cuerdo? Entre las barbaridades que dijo, reconoció que sabía (!) que la final no se podía jugar el sábado, pese a que todos los hechos y declaraciones anunciaron que el si quería jugarlo, pero había presiones ajenas al PRESIDENTE DE LA CONMEBOL que no le permitían tomar una decisión. Este impresentable, seguramente un mamarracho que luego de matar nuestro fútbol vivirá rodeado de dinero en algún lugar paradisíaco mientras algún infeliz busca refundar al máximo organismo del fútbol de América del Sur, lleva nuestro espectáculo al país que colonizó a nuestros antepasados. Como si los europeos deberían ser los testigos de lo nuestro, como si no importa que los hinchas de River (Los buenos, los que no atacan cobardemente un micro con piedras y gases) no se hubieran esforzado para poder presenciar este acontecimiento deportivo único y, para colmo, como si nuestra economía nos permitiera en 10 días planificar un viaje a Madrid para poder conseguir un boleto.
Me cuesta difícil saber si esto es verdad, me repugna escuchar al gordo de traje, como dijo Daniel Osvaldo. Lo único que se es que nos mataron, mataron al fútbol, mataron al hincha, mataron las ganas. Este show perdió todo, perdió atractivo, color y entusiasmo. Nos duele, me duele. Podría seguir todo el día nombrando los mil errores, podría pedir que a Boca le den los puntos, que se juegue a puertas cerradas en el Monumental o varios reclamos más, pero tocamos fondo. No rozamos nada, SOMOS patéticos. Todos, porque dejamos que esta gente siga a cargo. Y, con el chamuyo del "Show debe continuar", la pecosa esta pinchada y se le siguen cayendo los gajos, quizás estemos a tiempo y el fútbol este agonizando, pero arruinaron todo y yo me animo a diagnosticar: Mataron el fútbol.