Rodolfo D'Onofrio y su doble discurso: acusa a Boca de no querer jugar el partido, pero en 2015 actuaba de manera diferente.
Los dirigentes están jugando su partido aparte en esta locura generalizada en la que se ha convertido la Copa Libertadores 2018. La operación de los medios de comunicación no es nada, porque es encubierta, al lado de las declaraciones cínicas e hipócritas de Rodolfo D'Onofrío. Ni el impresentable de Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, llegó al nivel bochornoso al que hoy se encuentra el mandamás de River Plate. ¿Acaso tendrá problemas de memoria?
En una improvisada rueda de prensa, el señor que supo llegar en tiempo récord a Paraguay para reclamar los puntos en 2015, se olvidó de su obligación como dirigente y dejó atrás esa cordura actuada que tanto (pareciera) le costó mantener: Venenoso, con una indignación que resalta ese fariseísmo que no pudo ocultar.
¿Se acuerda que usted no lo quiso jugar? ¿Ya se le olvidó que en 2015 amaneció en Paraguay mientras Daniel Angelici y su equipo preparaba la defensa? No señor, usted definitivamente necesitará tomar algún medicamento para la memoria, porque está lejos de tenerla. Que los partidos se ganan en la cancha, eso lo sabe cualquiera que esté un poco empapado de fútbol, pero decir que esos incidentes que a usted y a su institución lo hicieron clasificar a cuartos de final de esa edición en la cual se coronaron no tienen nada que ver, denota una doble moral alarmante.
No voy a ahondar en críticas dirigidas a Domínguez, que tampoco es santo de mi devoción y a esta altura es un enemigo más del Xeneize, esto es totalmente dirigido a usted. ¿Como va a querer jugarlo en el lugar donde se produjo el papelón más grande? ¿Como va a garantizar usted seguridad, si no puede manejar ni la venta de entradas a los barrabravas? ¿Está cuerdo? No, no está cuerdo.
Le recuerdo, algo que no le viene mal, que no fue a "ocho o diez cuadras", fue un trayecto infernal de siete, con un ataque que continuó en la entrada al sector que llevaba a los jugadores a los vestuarios. No pudo controlar a 100 personas afuera, ¿Y como pretendía manejar a 66 mil personas adentro? ¿Y si perdían? Su club no está a la altura de este espectáculo, seguramente le dolerá que el nuestro si lo haya estado, pero esas cosas a mi ya no me concierne. Si, rememorarle, que es un hipócrita y cínico, que usted tiene miedo de perderlo en el mismo sector en donde ya lo ganó. Las reglas, pareciera, son para ustedes. Pero lamento informarlo que ya no más, que todo vuelve y que está vez, no se le está escapando la tortuga, sino todo el zoológico entero.