Los perdedores se cagaron en la gente

No recuerdo haber escuchado algo tan indignante que hace que me olvide ya del dolor de haber quedado eliminado ante Corinthians de manera injusta en cuanto a los merecimientos, y sobre todo por el mayor responsable de esta derrota. Darío Benedetto cree que ha representado a un plantel, pero sólo ha llevado una lista de referentes a una guillotina social, ya que el hincha lo entiende mejor que nadie: los perdedores se cagaron en la gente.

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Amagaron con no concentrarse antes del partido más importante del semestre, en el torneo que se ha convertido en una obsesión enfermiza que ante cualquier traspié nos arruina más de 200 días de calendario hasta que de inicio la próxima edición. No pensó en nuestro dolor, el cual debería sentir si tan hincha dice ser.

Habló por nosotros, cree que tenemos que ponernos en su lugar y nunca se ha puesto en el nuestro, lo dice convencido y sin arrepentimientos: priorizan lo económico a horas de un choque que podría habernos puesto como uno de los principales candidatos para ganar la maldita séptima Copa Libertadores. Juega con nuestro dolor, se hace el misterioso cuándo viene de decirnos que no les interesaba tanto el partido.

Después se lava las manos con su sugestiva arenga: "No fue para nadie". No nos tomes más de pelotudos, Pipa, dejaste ver que no sos el que dijiste ser. Se nos rieron y se nos ríen en la cara, piensan que han hecho mucho y no lograron nada de los que tildan de no haberles dado los premios que creen merecerse.

No entran tantas palabras en tanta bronca que ha hecho sentir este muchacho, que parece que se ha olvidado de la humildad que parecía tener en ese primer ciclo tan bueno previo a la lesión de ligamentos cruzados ante Racing. Hoy ha salido su peor versión, que no ha recibido ni una gota de aprobación de la gente, que siente lo mismo que todos: se cagaron en nosotros.

Seguramente, este chico cree que si logra convertir ante Talleres sacará la lengua, cruzará los ojos y pensará que estará todo bien, que Corinthians, los premios y el resto de los papelones que él y los referentes de cartón han hecho en estos días quedará en el olvido. Pero que a Benedetto le quede claro: la gente de Boca no olvida a quién lo apuñaló por la espalda, y si se quiere ir, qué se quede tranquilo que a esta altura es un favor.