Fútbol

Nunca lo den por muerto: Boca clasificó a octavos de la Libertadores

El Xeneize aplastó 5-0 a Alianza Lima y Palmeiras le ganó 3-1 a Junior en Brasil y así clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores.

Arranque furioso, con un ojo en el arco de la visita y el otro en el Estadio de Palmeiras, donde el Verdao jugaba ante Junior la otra clave de la clasificación. El Xeneize fue una aplanadora. Letal y eficaz en la definición como en el arranque de la Superliga. Primero, gran jugada colectiva del equipo del Mellizo por la izquierda, traslado para la otra banda, gran control de Cristián Pavón y toque letal para Edwin Cardona, quien queda de cara al arco y con todo el tiempo del mundo, acomodó su disparo al palo derecho del arquero con una definición suave que hacía delirar al Alberto J. Armando.

Se olía una paliza, por el ambiente, por la actitud y decisión del equipo que buscaba ampliar y lo encontraba: Nuevamente Pavón, el arma principal, el caballo de guerra. Toque para Frank Fabra, quien pisa el área, engancha y en diagonal al arco la mete casi sin ángulo. De esos goles imposibles que te hacen sentir que es tu día y te salen todas.

Control, dominio y un rival agonizante que con sus patrones de juego, parecía pedir que termine ya. Por lo pronto, la fiesta seguía: Pase magistral del 7 bravo de Chapita, como si no fuera de este planeta, para dejar mano a mano con un central a Ramón Ábila. El punta define por encima del arquero rival y despojado de toda vergüenza, hizo otro golazo para que, mientras en Brasil el resultado ayudaba pero no convencía, sea una auténtica fiesta.

Iba a quedar tiempo y ganas para uno más. Un centro letal de Cardona, acierto del CT en incluirlo desde el arranque, para dejar a Wanchope en soledad para definir y plasmar el cuarto.

Con ese resultado en casa, el 4 a 0 que conformaba por un lado y, con un Junior superior en San Pablo, que preocupaba.

El complemento, un calco del primero pero sin la agresividad de siempre. Lo gritado, lo festejado, llegó desde San Pablo. Palmeiras se ponía en ventaja con el tanto de Miguel Borja y en La Bombonera se gritaba como propio. Era clasificación más que cómoda. Al instante, mientras el Xeneize insistía, hubo penal para Junior. Barrera pateaba y Fernando Prass sacaba. Otro grito de guerra en La Boca. Luego, Borja liquidaba con un doblete. Anecdótico pero lo nuestro era lo que sucedía en Buenos Aires. Llegaba el quinto: Faltaba el del Apache. Por las dudas generadas, por que lo venían sacando por flojos rendimientos y para sentir que el crack, el distinto, todavía tiene esa llama interna. A lo Tevez, puso el 5 a 0.

Mientras los de Barranquilla descontaban, al Verdao nadie lo sacaba de su gran segundo tiempo y ponía un 3 a 1 que sentenciaba el objetivo azul y oro.

Se consiguió, parecía una hazaña, de esas que solo la Copa Libertadores te pueden entregar. El triunfo en San Pablo de Palmeiras y la goledada Xeneize en Buenos Aires dan ese aire que te hacen cerrar con una sonrisa. A Boca no lo den por muerto, porque lo meten en octavos de final.

Así quedaron las posiciones del grupo H.

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