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Boca se despertó y le amargó el festejo a Racing

En el Cilindro de Avellaneda, Boca se despertó y le amargó el festejo a Racing. El Xeneize caía por dos goles y jugaba mal, pero encontró el empate gracias a los goles de Ábila y Villa. 

Por la octava fecha de la Superliga 2018/2019, Boca empató 2 a 2 ante Racing en el Cilindro de Avellaneda. Con un equipo plagado de rotaciones y un esquema poco habitual, el equipo dirigido por Guillermo Barros Schelotto estuvo lejos de hacer pie en Avellaneda. Con Fernando Gago como única salida y desorientado en ataque. La Academia ofreció su solidez, para lastimar en los espacios y aprovechando la floja respuesta defensiva. El equipo comandado por Eduardo Coudet encontró la ventaja en una polémica jugada, tras el mal regreso de Emmanuel Mas y la floja respuesta de Carlos Izquierdoz, un centro que rebota en Paolo Goltz le cae a Lisandro Lopez, que en posición adelantada abrió el marcador. Dario Herrera no estuvo a la altura, con decisiones inentendibles y contribuyendo a lograr un ambiente violento entre los protagonistas. El Xeneize sufrió las ausencias futbolísticas de sus figuras y jamás pudo hacer esfuerzo para llegar al empate. Sin mucho más de cara al arco para ambos y con la revoluciones a mil, ambos se fueron al vestuario con protestas apuntadas a la terna árbitral.

El complemento quiso tener la respuesta pero lo más claro fue un remate de Ramón Ábila tras un gran centro de Gago, que pasó cerca pero no fue a puerta. Una mala salida, a los 66 minutos del partido, terminó en el segundo de Racing: Pintita entrega mal, Matías Zaracho hace pasar de largo a Lisandro Magallán (Había ingresado por la molestia que sufrió Carlos Izquierdoz) y toca Licha López, quien definió ante la ausencia de marca, ya que Paolo Goltz había cerrado al asistidor y dejó libre al capitán del local para que el marcador se haga cuesta arriba. Hay que hacerse cargo en esas situaciones, y hubo uno que entendió como se trasladaba: Agustín Almendra sacó su mejor versión, de líder futbolístico, para empezar a hacer circular la pelota. Ahí se despertó el Xeneize, que tuvo el ingreso de un picante Sebastián Villa, que día a día parece sellar el lugar que había avisado que quería ocupar. Cinco minutos, esa fue la cantidad de tiempo que la rebeldía hizo lugar para llegar al objetivo: Jugada colectiva que termina siendo rechaza, Cristián Pavón encuentra un remate que Gabriel Arias saca, la pelota queda viva y Wanchope define dentro de los tres palos para descontar. Era ahí, el pie ya estaba encima del acelerador y la oportunidad no se aprovechó. Como anécdota quedará el ingreso de Ricardo Centurión, los insultos por sus intentos de maravilla para empezar a descontar hombres en el rival ante la tensión y quedará en la retina de cualquiera el momento de Ramón: Ábila aguanta la pelota, encuentra a Villa quien sobre la derecha ingresa al área y define entre las piernas de Arias, que nuevamente no responde adecuadamente y convierte el empate. En el medio, la expulsión de Zaracho influyó para encontrar los espacios. Lo pudo ganar, lejos de perderlo en ese momento, ya que el fuego interno se había avivado, faltó enfriar la cabeza pero no se perdió.

Habrá que resaltar este esfuerzo, pero no tapar lo que pudo haber sido de mantener la línea del mal juego. Racing es Racing, en una Superliga que es algo totalmente distinta a la Copa Libertadores, donde Palmeiras no será la Academia y le buscará hacer daño, mucho daño. Es necesario mejorar para cumplir el objetivo y la autocritica tiene que ser ya: No hay más margen de error.

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